Fe en dos palabras
Por mi tendencia al pesimismo, llego rápidamente a conclusiones negativas sobre el resultado de mis experiencias en la vida. Si encuentro obstáculos en algún proyecto de trabajo, me convenzo fácilmente de que ninguno de ellos tendrá éxito, y de que —aunque no tenga nada que ver— probablemente nunca podré tocarme los dedos de los pies sin dolor. Además, ¡pobre de mí!, soy una madre espantosa que no puede hacer nada bien. La derrota en un aspecto afecta innecesariamente mi sentir en muchos otros.
Instrucciones directas
Mi segunda hija estaba ansiosa por dormir en una «cama grande» en el cuarto de su hermana. Todas las noches, la arropaba bien y le indicaba que no se levantara; que si lo hacía, volvería a la cuna. Noche tras noche, la encontraba en el pasillo, y tenía que regresar a mi preciosa decepcionada a su cuna. Años después, me enteré de que su habitualmente dulce hermana mayor, a quien no le entusiasmaba mucho tener una compañera de cuarto, le decía a la pequeña que yo la llamaba. Obedeciendo las palabras de su hermana, Britta iba a buscarme y, entonces, aterrizaba en su cuna.
Misericordia para el juicio
Una vez, cuando mis hijos peleaban y se me acercaron para acusarse el uno al otro, llevé a cada uno aparte y escuché su versión del problema. Como ambos eran culpables, al final de nuestra charla, les pregunté qué les parecía una disciplina justa y apropiada por las acciones del otro. Ambos sugirieron un inmediato castigo. En cambio, quedaron sorprendidos cuando le di a cada uno la consecuencia que habían sugerido para el otro. De repente, se lamentaron por lo «injusto» que parecía ahora el castigo que les había tocado; a pesar de haberles parecido correcto cuando debía aplicarse al otro.
¿Qué hay adentro?
«¿Quieres ver qué hay dentro?», me preguntó mi amiga. La había elogiado por la antigua muñeca de trapo que su hija sostenía en brazos. Con repentina curiosidad y mucho interés, le contesté que sí. Puso la muñeca boca abajo y abrió una cremallera disimulada en la parte posterior, y suavemente, sacó un tesoro: la muñeca de trapo que ella misma…
Empezar de nuevo
Cuando terminan las celebraciones de Navidad, mis pensamientos suelen enfocarse en el nuevo año. Reflexiono sobre dónde me llevó el año que terminó y hacia dónde me llevará el próximo. A veces, estas reflexiones vienen acompañadas de dolor y remordimiento por los errores que cometí. Pero la perspectiva de empezar un nuevo año me llena de esperanza y expectativas. Siento…
Búsqueda diligente
Todos los sábados, nuestra familia bordea la pista de carreras para alentar a mi hija, mientras ella corre con su equipo de campo traviesa de la escuela. Después de cruzar la línea de llegada, los atletas se separan para unirse a sus compañeros, entrenadores y padres. A veces, es difícil encontrarla entre tantas personas. Con entusiasmo, examinamos la multitud hasta que la hallamos, ansiosos de abrazar a la única atleta a la que fuimos a ver: nuestra amada hija.